¡Exclusiva! Entrevista a Baba Marta
El 1 de marzo se celebra en Bulgaria el Día de Baba Marta, mi
fiesta búlgara favorita. Todos los búlgaros intercambian con familia,
amigos y conocidos bonitas martenitsas, que son adornos de lana roja y
blanca. El objetivo es apaciguar a Baba Marta para que traiga la
primavera.
Baba Marta, la Abuela Marzo, es un personaje del folclore búlgaro que siempre me ha interesado y fascinado. Según la tradición, esta venerable anciana es la responsable de traer a Bulgaria la primavera tras el largo y crudo invierno.
Intrigada por el misterio que la rodea, decidí ir directa a la fuente: la propia Baba Marta. Le mandé un mensaje a mi tocaya, atando una martenitsa a una paloma mensajera, para pedirle una entrevista. Sinceramente no esperaba que me respondiera, ¡pero lo hizo!
Nos encontramos en un banco del parque una soleada pero fría mañana de febrero; cuando llegué ella ya estaba ahí, como si formara parte del paisaje. La saludé, "¡Hola, Baba Marta!", y ella respondió, "¡Hola, Marta!", y nos reímos a la vez. Apartó su bolso del banco para hacerme sitio, y tras un par de comentarios sobre el tiempo, saqué el teléfono y empecé a grabar.
- Para los extranjeros que no la conocen, ¿podría explicar su nombre y a qué se dedica?
Es muy sencillo: “baba” es abuela en búlgaro, y “mart” es el mes de marzo. A mí me llaman Baba Marta, es decir Abuela Marzo.
Me dedico principalmente a asegurarme de que después del invierno llegue la primavera a Bulgaria, como está mandado. A veces el invierno se pone testarudo y no se quiere ir, es como un niño grande. Y en esos casos me toca sacar mi vena autoritaria y dejarle bien clarito que ya ha campado a sus anchas varios meses y su tiempo ha terminado.
Recuerdo que una vez Invierno se juntó con malas compañías y él, Escarcha y Viento tramaron un complot para impedir la Primavera en la Tierra y que reinara el frío para siempre. Esa crisis me pilló en cama con gripe, y si no llega a ser por el kokiche*, que le pidió ayuda al Sol, se habría liado parda.
(*Planta conocida como "campanilla de invierno" que hace flores blancas de forma acampanada y que en Bulgaria se considera un indicio de la inminente llegada de la primavera).
- Parece más joven de lo que esperaba, ¿cuántos años tiene?
¡Esas cosas no se preguntan, jiji! Pero entre nosotras, te diré que no los cuento, total, soy eterna e inmortal. De hecho, ni siquiera sabría decirte cuándo nací, he existido siempre.
Y como soy inmortal, mi aspecto simplemente refleja cómo me siento por dentro: en la flor de la vida y con mucha energía.
- ¿Qué hace el resto del año, los 11 meses que no está ocupada trayendo la primavera?
En realidad son 10, febrero no cuenta porque ya voy de bólido con los preparativos.
El resto del tiempo me mantengo ocupada: cuido de mis nietos, hago planes con amigos y también tengo mis propios hobbies. Cocino, leo, hago excursiones por el monte, quedo con amigas y voy a pilates tres veces por semana.
Además, estoy escribiendo un libro de recetas tradicionales que publicará pronto una conocida editorial búlgara.
- ¿Que le sucedió el año pasado? A principios de marzo hubo una extraña combinación de días a 20ºC con nevadas esporádicas.
Hija mía, es que me regalaron una botella de rakia* de ciruela casero, elaborado en un pueblo de los Ródope a la antigua usanza. Y entre lo bueno que estaba y el frío que tenía, pues un vasito aquí y otro allá... Cuando me di cuenta estaba bastante piripi y me temblaban las manos. ¿Has probado alguna vez a controlar el clima estando achispada? Pues no lo intentes.
(*Rakia: licor de frutas de alta graduación típico de Bulgaria).
- ¿Cuál es su color favorito?
Todo el mundo espera que sean el rojo o el blanco; claro, son mis colores corporativos y la gente los asocia conmigo. Pero a nadie le gusta vestirse igual cada día, de modo que el resto del año llevo prendas de todos los colores. Me gustan especialmente el verde, el turquesa y el fucsia. Solo tengo que vigilar que no me pillen los paparazzi llevando otros colores que no sean rojo y blanco, ¿te imaginas? ¡Saldría en las noticias!
- ¿Y su flor favorita?
El kokiche, niña, el kokiche. ¿Por qué te crees que florece justo cuando aparezco yo? Nos llevamos bien y procuramos coincidir. Ese pequeñajo y yo tenemos mucho en común, los dos asomamos poco la nariz pero somos muy búlgaros, muy tenaces y con mucho carácter.
- ¿Es cierto lo que se rumorea de usted y Diado Koleda*?
Ese rumor no es cierto en absoluto, ¡y me tiene frita oírlo por todas partes!
Un
poquito de por favor, que es un hombre casado y yo soy una señora
respetable. ¿Qué pasa, que porque los dos vayamos de rojo y blanco
tenemos que liarnos? Los colores son pura coincidencia, y al menos a mí
no me los ha impuesto una marca de refresco. Con su mujer me llevo
muy bien, solemos quedar los martes para jugar al parchís (excepto
en marzo y diciembre, que estamos muy liadas).
Con Diado Koleda coincido a veces en
eventos y cuando hace falta nos echamos una mano con nuestras respectivas tareas,
pero solo somos amigos, palabra.
(*Diado Koleda: el Santa Claus búlgaro).
- ¿Qué tipo de martenitsas* prefiere? ¿Caseras, compradas, de lana, de materiales sintéticos?
Soy bastante tradicional y me encantan las de toda la vida, de lana auténtica. Pero hay quien dice que pican, y a mí no me disgustan las modernas: con los nuevos materiales se pueden hacer auténticas virguerías, algunas son realmente preciosas.
(*martenitsa: adorno rojo y blanco que tradicionalmente se regala el 1 de marzo y se luce todo el mes o hasta ver una cigüeña o una planta en flor. Más información AQUÍ).
Mucha gente elige hacerlas caseras, y aunque el resultado es muy diverso, esas me gustan especialmente, por el tiempo y la dedicación que conllevan. Incluso las familias expatriadas enseñan a sus hijos a hacerlas, y he visto que en muchos centros culturales búlgaros y escuelas dominicales en el extranjero se organizan talleres de elaboración de martenitsas.
- ¿Le preocupa que la tradición se vayan perdiendo y que la gente deje de celebrar el 1 de marzo?
¡En absoluto! Como ves, en pleno siglo XXI no se pierde la tradición y en Bulgaria se sigue celebrando mi fiesta a lo grande. Y eso es bueno, porque esta fiesta une mucho a los búlgaros: no se celebra solo con la familia, sino que también se intercambian martenitsas con los conocidos, los compañeros de trabajo, los profesores, los vecinos…
Esta es probablemente la tradición que mayor cantidad de búlgaros celebran. Según las estadísticas que llevo años analizando cuidadosamente, un 98,7 % de los búlgaros celebra el 1 de marzo de un modo u otro, elaborando, comprando, regalando y recibiendo martenitsas, y deseando a otros "¡Feliz Baba Marta!".
***
Desde aquí le agradezco a Baba Marta que haya hecho un hueco en su apretada agenda para esta entrevista. Confieso que me la imaginaba un poco diva, pero es muy cercana.
Yo ya tengo mis martenitsas caseras listas para regalar a familiares, amigos, conocidos, profesores de mis hijos... Si vosotros también queréis hacerlas caseras, aquí os dejo un tutorial muy fácil.
Chestita Baba Marta! ¡Feliz 1 de marzo a todos!
Fotos: Shutterstock
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Hola Marta,
ResponderEliminarMe encantala celebración de Baba Marta, es como una manera especial de decir a los demàs te deseo lo mejor.
Me ha encantado!
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